jueves, 27 de septiembre de 2007

Chichita



Hummm… se acerca la hora del richi y al pensar en la bebida que acompañará mi menuzaso de “dos lexs china” (S/2.50), la imagen de un vaso largo morado con un par de hielitos flotando en la parte superior del mismo no dejan de dar vueltas sobre mi cabeza. Acto seguido, los gestos cantinflescos de Caruso Chin imitando al Doc (Mi viejo) en una reunión de antaño solicitando tan limeñísimo refresco, me reafirman que la chichita es sin duda sinónimo de alegría.

-Carusito… Carusito… - pronunciaba con dificultad el buen doc, luego de estornudar unas 43 veces por el ajísito en el potaje de cumpleaños. Sin embargo la necesidad de pasar el pedazo de pollo que caprichosamente se alojaba en su garganta, le obligaba a levantar con solemnidad el dedo índice y solicitarle con pronunciación memorable: Una shishita pa bajar la carapulcra. Listo, han pasado cerca de 18 años desde aquella noche y aún me divierto con el hecho en sí y creo que mas aún con la imitación.

Sin embargo acabo de prolongar la carcajada al recordar que aquella noche Chichito (que no es el consorte de chichita) se metió una encerrona en el buen baño de mi hogar y no exactamente por arrinconar a una fémina como en relatos anteriores, no señores y damicelas, la culpa la tuvo Paracas (Dícese de aquel papel de los ochentas y principios de los noventa que por su finura, estoy seguro que mas de uno recuerda) pues desapareció de su ubicación natural. Por un momento pensábamos que se encerró sin querer y que por culpa de la caprichosa chapa, se estaba perdiendo de la fiesta. Nada que ver, cuando llegamos con el desarmador, cincel y el especialista en chapas, mi tío Don Goyito. Conocimos la verdad, pues sus desgarradoras súplicas nos estrujaron el corazón.
-Chichito ya llegamos con el cerrajero- Nooooo… (Cerca de las lagrimas)
- ¿Qué pasa Chichito? No hay… (Muy bajito)
- ¿Qué Chichito? Insistimos, mientras que del otro lado de la puerta con mayor firmeza y con la voz resquebrajada al mismo tiempo – No hay papel.

Luego de la risa respectiva y ante la ausencia de H20 procedimos a pasarle por debajo de la puerta, un ejemplar del diario “Ojo” que por aquel entonces traía el super poster coleccionable de la gaucha Claudia Villaroel. Hasta hora no entiendo por que no fuimos a comprar paperpot (sic)

Sin embargo volviendo a la Chichita, sería injusto obviar al galán de entonces playera Palomino. Aquella hija de La Molina que con sus chispas de barrio que nos alegraba las vacaciones, no tuvo mejor idea que mostrar sus carnes al sol con su ocasional afán. Ese muchachito si que tenía una personalidad increíble, pues luego de invitarla a la playa, llevarla en combi, vestir su Jean desteñido y llegar al “Silencio” con sus tabas de vestir, disfrutaba del día con un look propio de Don Ramón en Acapulco.

Palomino, no se si resignada o conmovida, planteó refrescar la mañana con una cervecita, el buen pretendiente no puso reparos en ellos, total el no pagaba esas cosas y ante la solicitud de nuestra amiga para completar el par de heladitas. El individuo sorprendió nuevamente: ¿Qué tienes más sed? Palomino no respondía mientras observaba como de su peculiar mochila Incaica el flaco extraía una botellaza descartable de la popular chichita recontra caliente. Palomino transmitía por su cara pavor, sin embargo el choche al percibir que su rostro tenía matices camaleonicos arremetió nuevamente: No te preocupes ahorita la enfrío en el mar.

Palomino, como las viejas pitucas de la reja de la Molina se despatarraba de la impresión y antes de que pudiera pedir los choritos a la chalaca, el galán tenía algo mejor que ello: No Amigo (Dirigiéndose con firmeza al mozo con sandalias) aquí yo tengo unos pancitos con Atún. No se equivocan, estaba en una bolsita de polietileno empañada por el calor y bueno por suerte la cebolla se veía fresca.

Nunca supe el nombre del pata, tan sólo decidimos referirnos a el como “Chichita con Atún” y le suplicamos más de una vez a nuestra amiga que le de una segunda oportunidad, sin embargo ella no accedió a nuestra petición y nos privo de simpaticas historias.

Me imagino que a la distancia Palomino también extraña nuestra morada bebida, claro que en su versión casera, así que si mañana disfrutan de unos sorbitos de tan increíble refresco, mándenos mentalmente un salud.

El Maiky

P.d. Ninguno en la foto es chichita… pero si algunos de nosotros (El Doc, El Verger, Carusito, El Maiky, Sam y Celina)

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajajaja, pucha maiky, no sabes como me he reido.... pobre chichito, nadie lo escuchaba jajajaja, y kien seria ese galan de la playa?, yo tambien quisiera saberlo... mas facil.. mejor le pregunto a ella...
Primo, cada vez esta más divertido el blog, continua escribiendo las historias... te falta del pekeño accidente de la 4ta jaja
besitos, exitos!
tu primita linda
Veronica