miércoles, 17 de octubre de 2007

Una oriental en mi cama

Es la quinta vez que intento escribir este relato y confío en que este sea el último intento, la razón: es difícil de de explicar el cúmulo de sentimientos encontrados con esta fémina.

Vamos 24 años atrás, eran tiempos en que la industria peruana producía productos básicos con estándares de calidad primarios; si bien es cierto, en esos momentos mi incipiente membrana gris no comprendía la estructura económica del país; mis pies sufrían a diario al colocarme los ladrillos de Bata, mí sedoso cabello sufría el rigor del champú Glemo y mis refrigerios tenían ese particular aroma de plástico Basa con huevo duro. Fueron épocas duras, dejar a Mamá y a tía Cucha en casa, comprender que existía la palabra compartir y el ser el infante más joven del salón y por ende del colegio, me convertían en el ser más minúsculo de mi primer universo.

Sin embargo más allá de aquellas mirada intimidantes y las jodas mediáticas de los grandulones de tercer o cuarto de primaria, encontré en mi inmenso salón de clases mis primeros amigos, amigas, reinas de belleza y hasta algunos primos de cariño (tuvieron alguna vez condición de hermanos). Fue aquí dentro de este cúmulo de rostros blanquiñosos, morenos, prietos y hasta algunos indefinibles, apareció una chiquitita de cabello lacio y ojos rasgados que se ofreció a darme clases de: “Como cortar con tijera punta roma por el medio de la línea”. Luego de ese día esta seguro que aquella niña de rasgos orientales sería una artista del circo de Pekín o una afamada pintora. Algunos años después, cuando Hombres G y Virus se escuchaba por la capital de la ciudad y el cometa Halley, se convertía en el nombre mediático de nuestra promoción. La china reforzó mi percepción sobre su futuro vocacional, cuando provista de una regla y un delgadísimo plumón “Fine Pen”, elaboró con increíble precisión y paciencia la carátula de mi cuaderno marca Loro antes de la temible presentación del mismo para la revisión de mi pésima caligrafía, ortografía y redacción.

Las fiestas invadieron el buen colegio, los quinceañeros, los tonos pro-fondos y cumpleaños nos acercaban más, nuestro repentino desinterés por “Los Transformers”, motivado tal véz por el crecimiento repentino de la delantera nuestras compañeritas y esas ganas de conocer el primer amor, nos llevaban a tener largas y profundad conversaciones, con la madurez propia de adolescentes y con reacciones que hoy, de sólo recordarlas me generan carcajadas. Aún recuerdo al buen Loco Zafra, cuando tenía pelo, llenarse de valor para declararle su amor dentro de un ómnibus. Aquel mediodía luego de pagar el respectivo pasaje y entregarle glamorosamente el boleto de escolar en la mano, Amador (Nombre de pila del galán) tomo de la mano a la chinita y le dio un piropo histórico a sus, por entonces, delgadísimas y polliticas piernas. Bueno así contaron los rumores, aunque la China jure por La Sarita Colinia y Por Chacalón, que todo fue un invento.

En fin, una fría noche de primavera, aquella chinita artista dejo de alegrarme mis complejos y aburridos días (Que paciencia que tuviste) pues me alejaba de la ciudad y aunque el colegio era ya parte del pasado y parte los hermanos se habían convertido en primos, de alguna forma la jaladita tenía siempre una sonrisa para mi y de verdad se extrañó a la distancia.

Hace unos meses recibí un mail, donde la descendiente de orientales, me comunicaba que vendría al Cusco, la ansiedad por verla me embargaba y más allá de poderla ver ricotota y cañón después de algunos años, me producía curiosidad si seríamos ambas las mismas personas.

Tomamos una bebidas y conversamos de los amigos actuales, de los perdidos, de los recuperables y por supuesto de nosotros de nuestros amores así como de nuestras desventuras. Al cabo de unas horas, luego de unas botellas de Cusqueña y ligeramente mareados, llegamos a mi departamento. El acuerdo estaba dado: Ella estaría en mi cama. Si, aquel lecho reseco y desprovisto de fragancias femeninas desde algún tiempo la esperaba. Y así una oriental estuvo entre mis sabanas, claro que el pequeño detalles, es que mientras eso sucedía, mi buen spleeping me cobijaba.
Pues a pesar de que mis amigotes machistas y pusilánimes, piensen que son un rosquetazo, una prestadita de cama es eso ¿no?.
El fin de semana, la clon de Puka (Ver imagen) regresó por esta ciudad, nos metimos un rumbón de aquellos y aunque esta vez no existió la prestadita de cama, le comete del título de este blog y como era de esperarse quedo en darle una leida, espero le guste.
Increíble… esta vez si logré terminarlo y es que cuando estas próximo a cumplir "Bodas de Plata de amistad" es difícil explicar todo el cúmulo de sensaciones.

El Maiky
P.d. verdad "La China" Mire nunca fue artista, pero si Sociologa.

viernes, 5 de octubre de 2007

Del Tibu,Cocó, El Churro y otros exploradores

Ingreso a la maquina del tiempo y fácil giro la perilla con la esperanza de que esta de unas 18 vueltas al calendario y encontrarme con un entrañable Cocó (Con tilde en la O); que a pesar de llevarme unos 20 centímetros de altura encontraba en mí al compañero ideal para buscar flacas. Hijo de padre militar y madre abnegada, vió en el gordito de lentes al compañero idea para enrolarse en la cruz roja y los scouts. Ambas instituciones tenían para él un significado especial: Servicio. Para el barrigoncillo, una forma de matar el tiempo.
Cocó, junto a Celina, La Loba, La abeja Maya, Mateluna, Javicho Osorio y algunos otros intentamos, espero que con éxito, reflotar un alicaído grupo scout desgastado y cogido de los cogotes por el nintendo y la mofa de los infantes de finales de los Ochenta. Disculpen amigos, pero creo que él también fue super importante en todo este rollo. Juntos desempolvamos las casi apolilladas carpas del 124 para darle una alegría al Tio Pachas, a la incansable tía Gloria y la ocurrente Mery One, Two, Three. Todos disfrutábamos el dormir fuera de casa, acurrucados por las hormigas y perfumados por ese olorcillo peculiar, mezcla de berrinche con nafta que tenían las humedecidas lonas que nos protegían del frío de la Lima Serrana.

Éramos hombres de 12 años, envalentonados y dispuestos a todo, las mamis desaparecían por 3 noches y mientras ellas rezaban más de un rosario por sus infantes; los nenes formaban manadas de Tigres, Osos, Leones, Toros y demás especies de la Wildlife para convivir con la naturaleza y ser unos nenes agrandados.

Allí aprendí a prender una cocina y a cargar agua para beber, comer arroz quemado y tallarines pegoteados; tomar engrudo de desayuno (se supone que era Quaquer) y a agarrarme a una flaca oliendo a cebolla con atún.

Allí conocí que el fuerte ayuda al débil y aunque a veces Cocó me paraba de cabeza para que me deje de niñerías, siempre tenía esa mirada de avestruz para agarrar del pescuezo a algún palomilla. Una de esas noches de campamento el flaco organizó una cacería de delincuentes; todos provistos de palos con cuchillo amarrados en la punta y linternas perseguíamos a los malhechores. Algunos se quedaron en la carpas con su bolsita para la pichi, mientras que los héroes perseguíamos sombras por la noche.

Unas semanas atrás se cumplió ya 15 años que el Loco se fue, no recordé el día, es más no lo tengo muy presente desde hace algunos años, pero de seguro que tendría millones de anécdotas para contar de haberme dado cuenta que en esos meses de aquel otoño, que el huevas, ya de 15 años, crecía más rápido de lo normal.

Mi primer mejor amigo dejó este mundo, sin embargo mis hemanos scouts estuvieron allí como hasta ahora para continuar la palomillada, desquiciar a cuanto padre de familia y bautizar con chapas de por vida a más de un salamanquino.

Uno de los beneficiarios fue definitivamente el Tiburcio. Aquel moreno de voz parecida al de Oso Yogi y chispa permanente tenía por nombre Ronald. Sin embargo una noche helada de campamento, los baños colapsaron y tan sólo la arena de mar, así como algunas bolsitas y esquinas oscuras del club podían recibir los residuos del chaufa masacotudo de la cena. Sin embargo la mala fortuna y la luna llena iluminaban nuestro campamento, la llave que daba acceso a 200 metros de urinario y cagadero se perdió. Resultado: 60 chicos exploradores formaban colas de similares proporciones a los de jubilados en día de pago, claro que mientras los segundos es mano llevan siempre su dni, los chiquilines estaban provistos del "paper pot" (sic) en frente del ñoba.

Los primeros rayos del sol aún no lograban despertar a los exploradores, cuando de la playa una voz desgarradora clamaba ayuda: ¡¡¡Tiburón!!!, ¡¡¡Tiburón!!! Puta Madre… todos de pie y mientras corríamos a la orilla, nos preguntábamos cómo pudieron cruzar la cerca. ¿En qué momento?... y así todos desconsolodados frente a la piscina veíamos como flotaba inerte y de un lado a otro el mojonazo que la noche anterior uno de los mozuelos no pudo retener.

El acto fue adjudicado al buen moreno y a colación su chapa: Tiburón. Con los años este se redujo a Tibu y de no ser por la chapa del “Churro” Renzo (Guapísimo Scout con una fisionomía similar a la felpudini y cara de Toledo) se llevaría el máximo de los galardones.

La noche ha llegado y hoy quisiera tomarme una cerveza con muchos pero en especial con Martin "Celina” y Christian “La Loba Erótica”, reírme como un niño y carcajearme de los chistes pavos e inocentes que solíamos tener. Sin embargo no se puede, uno esta en Lima el otro en Santiago, pero no se preocupen hoy fue un día excelente, nada pudo salir mejor, talvez sabía que tomaría un trago en silencio con Cocó y me acordaría de muchos.

El Mayki

En la foto: Celina (Cuando era flaco), a su lado "Rambo", el tercero es el churro y en la parte posterior al otro extremo mi gran amigo Sam y el Kikin. Mención especial para el viejo Pachas, creo que lo ubicarán sin problemas.